Por:
Jesús Araujo “Castoreño”
-A Mauro, Alim Néstor, Duilio, Jaime y
Nerio alternantes aquella fecha-
Ejido siempre ha sido un
terruño apacible de altas humaredas dulces donde la caña de azúcar era el petróleo
de dicho lar, pues los trapiches producían
el guarapo para la panela, tierra de cantores hoy municipio metropolitano de la Mérida
Tulista.
Alla,en la calle Honduras
estuvo la recordada y torera plaza El
Carmelo que regentaba Don Germán Corredor ,coso por el cual pasaron los
mejores novilleros de aquel entonces quienes lidiaban autenticas moles de carne
pues los “ganaderos” traían kilos para a venta.
En
esa plaza el 10 de noviembre de 1968 con toros de Don
Adalberto González hicimos el paseo de corto
Néstor Rodríguez otrora “Joselito Rodriguez”el estelar Mauro Pereira el
artístico Ali Quintero el apacible Duilio Monsalve el Barines Jaime Becerra el
hoy consagrado Nerio Ramírez y quien esto les hace saber, sin olvidar a Carlos
Briceño autor de la bandera del estado y a Ever Rojas sacerdote hoy día que
salieron en quites aquella tarde todos bajo el cuido capotero de Giovanni
Pereira que fungió como subalterno.
Fue un agarrón entre las escuelas taurinas de Mérida Ejido y
Barinas quedando demostrado los adelantos de los noveles que por muchos años
izaron el banderín taurino de la ciudad de los picos níveos hoy profesionales
universitarios como Néstor y Duilio,
empresarios exitosos como Ali, consagrados como Mauro y Nerio y docentes como
un servidor.
Casi medio siglo y todos
estamos en este mundo de taurinos agradecidos de Dios por esta bendición que nos
permite reunirnos de vez en cuando para
rememorar tiempos pasados inolvidables imposibles de rescatar pero eso si la
afición intacta y la ilusión de ser torero incólume.
Aquella gesta fue posible a
las diligencias del siempre valiente Humberto Álvarez y Don Germán Corredor baluartes de la afición Merideña
el primero maestro de la escuela y el segundo empresario.
Salve María purísima por
habernos tocado con la varita de la fe, pues siempre nos hemos posternado ante su santo altar para dar gracias por cuidarnos
al torear y por tan bonita afición o mal
de montera como dicen muchos, gusanillo que corroe las venas y que solo
desaparece con el óbito.
Levanto mi montera como
homenaje a mis compañeros de cartel en aquel entonces falta un año par celebrar
las bodas de oro de aquella tarde pidiéndole al altísimo su soplo de vida
y adquiesencia para que el 10 de noviembre de 2018 nos reunamos
todos para brindar por tan solida y bonita amistad gracias a la hermandad dela
fiesta brava…va por Uds…¡¡Castoreño en
mano…!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario