En el arte taurino, se denomina pase de pecho a la forma más habitual que tienen los toreros de finalizar una serie de pases naturales. Para ejecutarlo, el matador sujeta la muleta con una mano y se coloca de espaldas al toro,
el cual tras arrancarse pasa completo bajo el engaño, desde los pitones
a los cuartos traseros.
Para que el pase esté bien realizado, es
necesario conducir al toro suavemente, sin brusquedades, debe iniciarse
con el brazo bajo y concluir con el brazo levantado, situando la mano a
la altura del hombro, para procurar que el animal levante la cabeza al final de la embestida.
A diferencia de los pases naturales, que se dan en serie, el de pecho
es carácter único, pues tiene una función complementaria del pase
natural, con el objetivo de colocar al toro para ejecutar otra suerte,
como una segunda tanda de pases naturales o la preparación para la
estocada.
El Fandi iniciando la ejecución de un pase de pecho, obsérvese que la muleta está en contacto con el albero |
Es habitual que después un pase de pecho, el torero se aleje
un poco del toro para dejarlo que se recupere del esfuerzo de acudir
reiteradamente a la muleta. Sin embargo algunos toreros ejecutan en
ocasiones varios pases de pecho consecutivos.
Al pase de pecho se le denomina a veces pase cambiado, pues el
pitón izquierdo del toro es el que pasa más cerca del torero, cuando
este lo ejecuta con la mano derecha, mientras que en el pase natural
cuando el torero lo realiza con la mano derecha, el pitón que pasa más
próximo a su cuerpo es el derecho.
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