Cuentan lo cronistas que
al lance imprescindible en el toreo de capa se le dice verónica por
aquel ademan que hizo una buena y samaritana mujer que le enjugo el
rostro a Jesús cuando iba camino del calvario a consumar su destino
pues se le acerco y con una tela le seco la cara quedando impregnada
en la misma el rostro en sangre del redentor a lo que la mujer
volteo adelantando una pierna y a la vez su brazo para exclamar
¡mirad…mirad…! mostrando el milagro a la multitud gesto del cual
nace según muchos… la Verónica.
Se le dice lance rey pues
hemos de recordar que con el capote se lancea, no se pegan pases, y
cada faena que se inicie va aderezada de estos lances se gran
vistosidad si bien adelantando la pierna o cargando la suerte o a
pies juntos desmayando los brazos.
Rafael Orellana |
Es tal la majestuosidad
artística de este lance que muchos toreros le ha rendido culto
evoquemos atrás cuando el diestro cita, embarca, gira la cintura,
adelanta el brazo sin codillear, baja las manos y cual estatua le
da vida a la Verónica y es bueno recordar a varios interpretes entre
ellos a Silverio Pérez, Lorenzo Garza, David Silveti, Manolo
Escudero, Rafael de Paula, Curro Romero, nuestro Rafael Orellana y
el imberbe José Antonio Salas en cuyas manos con ausencia de cincel
esculpen en tela fucsia ensoñaciones de estilos con un mismo fin.
Ahora bien, la versión
de tan hermoso lance como la verónica a pies juntos donde el
torero no se inmuta y cual torre indeclinable olvidándose de la
líneas curvas desmaya los brazos a la altura de las rodillas y le da
vida a tan elegante capotazo como el caso de nuestro Diamante Negro
que lo pegaba con tal lentitud y gracia que lo llamo Diamantina y
solo en el lucia esta obra de arte.
Torear a la verónica
erguido no ayuda mucho pues es un lance monumental para el que se
requiere talento y floritura y hasta codillear con gracia muchas
veces y claro esta aquel similitruki esquivo de la gracia acompañada
del son como aquello de pegar la barbilla al pecho sacar el mismo y
aunque muchos no compartan aquel aderezo de levantar el talón un
tris en ambas direcciones para que pueda ser llamada…de cartel
En Tovar vive Ramón
Ramírez “Risquez II” llamado así por su parecido con el
novillero caraqueño Luis Risquez achocolatado caballero de luces
del ayer que llego a torear a la verónica como pocos los de su época, pues Risquez vivía la magia del momento y se entregaba entero a su
hacer y verlo enrojecía las palmas de tanto alentarlo.
Risquez II, exnovillero tovareño |
Leonardo Rivas Romero “el
mago de la cordillera”ha sido otro torero con un gran sentido del
toreo a la verónica “a pesar” de pertenecer a una época en la
que los toros criollos permitían solo detalles uno de sus fuertes
fue la lidia por bajo con la muleta pero cuando iniciaba sus faenas
el percal era toda una elegancia acariciando la arena.
Enrique Torres fue un
novillero que podía con todo lo que le salía por la puerta
comprobadora del valor su toreo a la verónica fue recio y espigado
tan quieto como una torre Eiffel, Juan Guillen diminuto como
Chicuelo le imprimía carisma a su lancear de capa y Ali Quintero
afloraba chispas de interesante curiosidad cuando se sumía en el
sopor bobalicón de la verónica.
Estos nombres pertenecen
a un grupo de novilleros Merideños que en un ayer despertaron
esperanzas en la afición hoy día ingenieros abogados empresarios
pero por sobre todo legítimos cultores del buen toreo de capa y
representantes legítimos de la verónica.
Para torear bien a la
verónica hay que pisar fuerte pues los ímpetus del toro recién
salido de toriles es como una locomotora sin frenos y el torero
expone su integridad solito pues mucho docto esta en el callejón
tras las tablas pegando bocinazos sin arriesgar nada surgiendo así
la llamada “comunión de bravura y valentía” pues el de luces
debe lucirse y el toro demostrar su bravura potable y con que
capotazo para el torero al cornúpeta…con la verónica la cual al
ser bien interpretada se convierte en joya y a la vez en admiración
de los presentes.
No quiero dejar de
nombrar a otro cultor de tan bello lance y no es otro que Leonardo
Salas cosa que ratifico en Maracay en meses pasados y dejo
pensativos a muchos al dibujar sobre la arena de la plaza Gomera
verónicas magistrales muy en su tipo mereciéndose la repetición en
tan vetusta plaza y otras mas de la provincia nacional.
Que satisfacción lo
mueve a uno toreando a la verónica de salón…saben es tan difícil
como pegárselas a un toro pues si alguien embiste puede pisar la
capa y desdibuja el lance y si se interpreta solo las musas del buen
hacer aplauden con mudez aquel silencio audible que sirve de colirio
para los ojos ,por eso que bonito es ver torear a la verónica en
silencio para que las musas del arte se regodeen sobre las hombreras
del torero y así pueda demostrar porque le dicen …EL LANCE REY
…¡Va por
Uds!.…¡Castoreño en mano!.
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