La Tauromaquia de Castoreño: LA CRONICA TAURINA… UNA ORACION… UN COMPENDIO O UN MENSAJE

-A todos los revisteros taurinos del país sus letras son enciclopedia de gestas e intelectualismo—

Me comentaba un amigo porque Cervantes siendo un esclarecido del idioma, tenia tantos errores gramaticales, cosa que me inspiro para escribir esta crónica cargada de experiencias e inspiración en desagravio al manco de Lepanto.

Este adalid de nuestro comunicar oral, no era que tenia errores de gramática, era que escribía en castellano, una de las tantas lenguas de la madre patria, considerada hoy lengua muerta al igual que el latín, Don Andrés Bello López padre de las letras americanas, Bolívar y todos los grandes hombres de su generación escribían en castellano, ellos, para mejor ejemplo escribían… Benesuela Colonbia i Panama y su escritura era correcta.

Ha sido tantísimos los revisteros taurinos que han existido que crearon estilos y formas al teclear unos por el simple hecho de no colocar las comas correctamente le cambiaban el sentido al escrito otros por la atonía (no acentuar) al redactar y otros por los consabidos errores ortográficos.

Valido según la época, la crónica taurina siempre ha estado llena de elegancia y emoción que casi permiten vivir en vivo lo sucedido en la plaza, las datas los recuerdos y las añoranzas gustan al lector porque lo ilustran y de alguna manera, lo enseñan convirtiendo las cuartillas en compendio.

Mucho tinterillo recurre a la elegancia a través de los poemas y la floridez en lo escrito, haciendo de lo plasmado en el papel, un sopor ingenuo que no lesiona ni maltrata, más bien, hace oblicuar la comisura de los labios.

Casi rosa es este estilo pues no lleva carga de exigencia ni emoción, las bien cuidadas cuartillas tienen tinte de bostezo dado lo subliminal del contenido convirtiéndose en una especie de cantío donde el respeto cunde las líneas y obvia la cruda realidad de la fiesta con mudez audible de oración.

Y claro esta, las esquelas taurinas al alargarse dejan de ser notas para convertirse en crónicas, difícil arte para el que se requiere talento y trayectoria pues la seriedad de la misma da mucha credibilidad, confianza al leer y agradecimiento por los conceptos.

En nuestro país hubo cronistas taurinos de excelencia, muchos no saben que uno delos mejores fue Andrés Eloy Blanco que siendo muy joven en España, le pedía a Don Jacinto Benavente consejos para el desempeño de este caro oficio, sus escritos en el Diario La Esfera de Caracas lo consolidaron como cronista de respetado peso.

Arturo Uslar Pietri se desvivía por la crónica taurina y fue elegante critico de Silverio Pérez, José Ramón Tirado, Lorenzo Garza, Luis Castro “El Soldado” Luis Procuna Diamante Negro, Ali Gómez y le rindió culto en letras al triunfo de Armillita en Barcelona cuando en 1937 le cortara a un toro las dos orejas, el rabo, las cuatro patas y las creadillas difícil opinión de un letrado y docto taurino amante del arte de luces de la Hispanidad.

De derecha a izquierda: Victor Jose Lopez ''El Vito'' y Castoreño

Pasaron los años y aparecieron plumas como la del Conde Federico, El marques de los morrillos y otros de mas acá como Carlos Eduardo Misle “Caremis” amigo de Manolete, Arruza, Cantinflas y Cesar Girón, Pepe Cabello, Oswaldo Pérez Estévez “k pitalino”Guzmán Ramírez y uno con una pluma muy acertada con moral para teclear de toros… Víctor José López “El Vito” Miguel Todhe, Felo Giménez, Federico Núñez y claro esta el pionero Don Alejandro Arratia Ossez y su pupilo estrella… Antonio Araiz Jurado “Antonio Aragón”.

Sepamos que hay el comentarista, el cronista y el crítico, pues el primero es cualquiera que opine, el segundo ha y debe tener una biblioteca en su corazón y en su mente y el tercero tuvo que haber sido torero para exigir y criticar. En este lado del mapa existen caballeros de variado concepto literario taurino como lo son Víctor Julio Cárdenas con el alma invadida de poemas, Eutiquio Hevia Porras con la gruesa tinta de su opinión en las planchas, Kike Rosales con la certeza de la elegancia respetable, Said Cárdenas todo un mundo de emoción en sus letras, Santiago Morales la Cordobesa pluma Tachirense, quienes junto a Ramsés Díaz León han hecho de este oficio en la ciudad de la cordialidad, una obligada cita semanal con los periódicos.

Augusto Rodriguez

Entre nosotros, los nacidos al pie del gélido Bolívar tuvimos a Don Augusto Rodríguez que marco el rumbo a los cronistas por venir, Oswaldo Uzcategui en el rotativo La Opinión, el presbítero Eccio Rojo Paredes en El Vigilante hasta llegar a Rodrigo Rivas Viloria de recia pluma, Jorge Cepeda claro y conciso, el desaparecido Antonio Quintero “Soberano,” Julián Varona el Cordobés andino, la chispa de José Antonio Uribe, el tino certero de Rubén Darío Villafraz, lo arrugable del ceño en Giovanni Cegarra, lo directo en verdad de Freddy Ramírez “Garapuyo”, lo sereno de Oscar Fernández Guillen, lo entretenido de José Rafael Salas “Paramo” lo analítico de Omar Peña, lo descifrable de Crox Sánchez Vera ,la pausa de Pablo Villa, lo lento de Azael Molina, todo un historial en la voz de Luís Alfonso “Segura” el ejemplo editorial de Luis Alberto Colls con su revista de 35 años Mérida Deportiva en rotativa al igual que Saúl Uzcategui con su preciosa Tribuna Taurina lo exigente de Néstor Rodríguez, lo decente de Jorge Duran, lo curioso de Giovanni Saavedra “Zamurito” lo preciso de Víctor Ramírez “Vitico” lo critico justo y nivelado de Nerio Ramírez y lo cavilanate de German Rosales Altuve.

Ruben Dario Villafraz

Hay mucho comentarista emergente que solo alzan su voz en cada FISS, FIS o Tovar voces sin crédito que llenan espacio en programas radiales para aliviarles el peso a los verdaderos profesionales de este renglón.

Me ubico en el epilogo de estas líneas con la certeza de que mi estilo calo y gusto en los lectores pues el pasado 19 de enero arribe a 41 años de letras y comentario taurinos agradeciéndole al altísimo ese talento el cual he compartido con todos Uds. Que han sabido apreciar y valorar con su lectura, por eso la crónica taurina es oración compendio y mensaje pero por sobre todo, una bendición…