domingo, 1 de julio de 2018

ANGEL RENGIFO ‘’EL PIRRI’’…EL NEGRO QUE TENIA EL ALMA BLANCA



Ali Quintero, Angel Reginfo ''El Pirri'', Leonardo Rivas ''El Mago de la Cordillera''


Por: Jesus Araujo ''Castoreño''

Por allá en el año 62 llego a  Mérida un enjuto muchacho caraqueño ilusionado porque venía a torear en Los Andes, venía precedido de habérsele tirado de espontaneo a José María Martorell en el Nuevo Circo de Caracas con un capote de paseo con el cual pego dos largas de rodillas que le valieron la inclusión en una novillada dominguera llegando a decirle el torero de San Agustín.


Ese muchacho no era otro que ANGEL RUFINO RENGIFO ISTURIZ el hijo de Doña Ifigenia a quien apodaban El Pito y según sus palabras a manera de sorna también le decían ‘‘forro de urna’’ debido a su achocolatada piel habiendo sido bautizado como  EL PIRRI  acá en Mérida.


Para una feria de San Antonio en Tabay que organizaba el recordado novillero Nito López anuncio en los carteles a Rafael Bordón, Pedro Gil, Enrique Montenegro, Ángel Rengifo y los Merideños Eudes Fernández (abuelo de Manolito Vanegas), Simón Angulo y el propio Lopez,pues este fue quien los trajo a Mérida.


Aquerenciado en nuestra ciudad  EL PIRRI toreaba dominicalmente en la plaza Nuevo Circo de Mérida en Belén bajo la ejida de Don Germán Corredor sitio en el cual pernoctaba, convirtiendose en un hombre útil dada su gentileza y decencia virtudes que practico hasta el día de su óbito.


Ingreso a una conocida compañía telefónica de la cual salió jubilado donde se gano el aprecio de sus compañeros, su pasión bailar salsa y el patinaje lo llevaron a ser el mejor bailarín de Mérida y por ende el mejor patinador que hayamos conocido.


Con Ángel actuamos varias veces por las ferias de provincia de estado como también en la monumental, cultor de la decencia y la prudencia nunca tuvo un no con nadie, su hobby era vestirse los fines de semana como todo un dandy pues decía que había que tener personalidad y parecerse a un torero, fue un valiente e ídolo en nuestra ciudad, ganándose el cariño y corazón de una guapa Merideña con quien formo un hogar donde nació una niña que fue la luz de sus ojos, hoy día destacada profesional universitaria.


El ajetreo del trabajo el estrés y el acelerado ritmo de vida le produjeron  dolencias de las cuales poco se ocupaba a, desarrollándosele un C A en la garganta que requirió de  una traqueotomía con la cual no podía hablar hasta que se redujo a cama.


La grafica recoge el momento en que en el patio de cuadrillas de la placita de Caño Zancudo aparecen el artístico novillero ALI QUINTERO, EL PIRRI al centro y un poderoso del oficio LEONARDO RIVAS con quienes alterno muchas veces nuestro hoy recordado amigo pues un 19 de octubre entrego su alma al altísimo y sabemos que desde allá, alumbra los pasos de los suyos y acompaña a sus compañeros  que se  visten de luces…

va por Uds…Castoreño en mano.

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